jueves, 30 de agosto de 2007

ALZHEIMER


Me surgió así nomás un cuento corto que por su trillades de tema y estructura podrían pertenecer tranquilamente a alguno de esos libros de auto-ayuda de Bucay.. Pero igual voy a contarlo, o repetirlo quizás… Quien sabe si no lo he leído por ahí… de todos modos no voy a imprimir tanto tiempo y esfuerzo.

Es el cuanto de José que a sus 26 años se encontraba en la cama de un hospital. Rodeado por su familia, algún amigo y la muerte -¡Momento!- Dijo -Si esto era solo un examen de rutina. No, no, no ¡Acá algo no anda bien!
Era evidente que algo no andaba bien… Mordió las sabanas con su mano derecha, buscando esa mano que no estaba y cuando juntó agallas volvió hacia la muerte –Pero… esto no se supone… dígame que es un chiste- La muerte se acercó hasta su lado –Si-
-¿Si que?- Preguntó José.
- Si estas muriendo- José lloró, había tantas cosas que no había vivido. Tantas cosas que había querido hacer. Su miedo ahora era realidad, tantos exámenes, tantos cuidados extremos y lo mismo. Ahí estaba de capa negra como en los dibujitos. Su peor miedo.
Al verlo tan angustiado la muerte se acercó a su oreja y dijo –Si-
-¿Si que?- Volvió a preguntar José. -Hay una solución a esto- José se compuso y escuchó la propuesta de la muerte. –Te cambio los recuerdos de tu infancia, digamos hasta los 3 años por unos quince años más de vida- José ni lo dudó, para que quería aquellos recuerdos, mejor todavía ¿Para que acordarse de aquel golpe con la punta de una mesa que casi le había sacado un ojo? ¡Que eran esos recuerdos en comparación de todo lo que podía hacer en quince años! Aceptó el trato y la muerte dio media vuelta y desapareció.
Pasaron los años tan rápido como pasan las cosas cuando uno esta pendiente de que no pasen y llegó el buen día que la muerte apareció. Era la hora del desayuno, justo mientras José hacía unas tostadas para sus dos hijas. El la miró, no estaba sorprendido y le puso cara de perro mojado –¡Por favor! Ahora tengo tantas cosas por que vivir... hace 15 años no tenía nada, era solo un joven con ilusiones pero nada más… Mirá a mi alrededor, una esposa hermosa y dos hijas que me aman ¿No las voy a poder ver crecer, ayudarlas con sus problemas?- La muerte se acercó y apoyó su manos de huesos amarillos sobre su hombro –Bueno, Te cambio todos los recuerdos que tenés hasta el nacimiento de tus hijas por veinte años más de vida. Pero pensá que ni un recuerdo de antes te va a quedar..- José no lo dudó, tendría el recuerdo de sus hijas, su esposa y alejaría a la tan temida muerte por veinte años más.
Cuando la muerte se presentó de nuevo, José ya tenía tres nietos de los cuales disfrutaba quizás más todavía de lo que había disfrutado de sus hijas. El trueque fue más o menos el mismo que antes, esta vez la excusa fueron los nietos… excusa porque la verdad era que en el fondo lo que motivaba a José a hacer aquellas transacciones era el miedo mismo a la muerte y no otra cosa. Pero la muerte manejaba la oferta y la demanda así que sacó ventaja y cambió veinticinco años más de vida por los recuerdos que José tenía hasta el nacimiento de su último nieto. José ya no estaba en condiciones de negociar y aceptó pero ya no de buena gana. Antes que la muerte alejara sus huesos y su cara sombría del lugar le preguntó -¡¿Para que querés mis recuerdos?! ¡¿Qué haces con ellos?!- La muerte lo miró y desapareció.
En el último encuentro José fue sincero y no dio excusas. Toda su vida le había temido a la muerte. Cada día se había levantado pensando en ella, en como evitarla, como engañarla. Lloró pensando en eso, en el tiempo y recuerdos que había perdido tratando de evitar lo inevitable ¡Ahora era totalmente en vano! La muerte lo escuchó paciente y le dijo –Si-
-¡¿Si que?! Lloró José –Si siempre lo supe, digo lo de tu miedo. Hagamos así, te cambio todos tus recuerdos a cambio de ser inmortal- José la miró ¿Valdría la pena? ¿Tan fuerte era su miedo a morir? ¿Valía todo los recuerdos que le quedaban? Tampoco eran tantos.. Tardó unos segundos y estrechó la mano de la muerte.
En ese momento la muerte sonrió, miró al cielo y desapareció tras un largo suspiro. José se miró la mano, la piel empezó a colgar y caerse. En poco rato ya era solo un conjunto de huesos amarillos, en su otra mano una hoz. Entendió lo que estaba pasando…




jueves, 23 de agosto de 2007

VIVA LA REVOLUCION (matemos a Mr Musculo)

Cuando cerró la puerta se dió cuenta de que había llamado la atención de todos. Bajó la mirada hasta llegar a la mesa pero igual venía refunfuñando.
-¿Qué pasó?- Le pregunté, yo ya estaba acodado en la mesa tomando una copita.
-Nada me peleé con Martita..- Explicó mientras se sentaba sin sacarse el saco.
-¿Qué Martita?-
-¡Que te importa!-
Miré la mesa y conté hasta diez para no mandarlo a la mierda. Ya estaba pidiendo un café.
-Es esta mierda, todo es una mierda-Me dijo mientras se metía el dedo en la nariz ¡Como odio que haga eso! Lo miré sonriente –Che pará con la buena onda que…-
-Si perdón ¿Como andas?-
-¿Yo? Como siempre, que se yo vos viste como es…-
-¡¿Cómo es que?! Perdona estoy un poco nervioso, que esto de Martita me llena los huevos-
No volví a preguntarle de que Martita me hablaba -¿Y que pasó?-
Rasguñó un pedazo de la mesa y me miró: –Sigue jodiendo con eso de las mujeres de la casa y que se yo que mierda, que quiere laburar y que las cosas van a cambiar y que los hombres no se que mierda. Si te soy sincero no se ni de que me habla-
Una feminista… -Si te entiendo, yo también estoy podrido che-
-¡Viste che!- Me miró con los ojos firmes y las cejas enojadas
-¡¿Como llegó a degradarse tanto la imagen de los hombres?! Viste las propagandas, ya no hay ningún pudor, se han apoderado de todo. Tenés que comerte que a las tres de la tarde aparece una mina mostrando como su flujo queda capturado en la tela y después ver como apreta sádica esa masa gelatinosa entre sus dedos… déjame de joder ¡Hay cosas que los hombres no nos queremos enterar! ¡Que se lo guarden para ellas! Nosotros no andamos mostrando como se pueden limpiar las palomitas del calzoncillo.
Me miró sorprendido por mi interés –Si o por ejemplo ¡Como joden con el vendito transito lento! Que las biopuritas o como se llamen y no me jodan “ahora mi transito lento desapareció” Manera muy fina de decir que ahora puede cagar tranquila. Y no me jodas, llamame anticuado pero que venga una mina y me diga así, media tirada para atrás y agarrando su panza “¡Uh! Como me bajó ese chori, te hice mierda el baño, es gracias a las biopuritas ¡Estaba re atorada!”. Dejame de joder…-
-Si tenés razón, estamos invadidos de toda esa mierda loco, tendríamos que hacer una revolución en defensa de los hombres, que bebidas cero por ciento de esto, que flanes cero y que la re mil puta; Todo para ellas, yo no se de que se quejan. LOS HOMBRES TENEMOS QUE VOLVER A TOMAR LOS PANTALONES DE LA CASA-
Lo miré y seguí –Por ultimo ese dibujito de mierda… Porque digamos que para un tipo común como yo… buen hasta te diría que puedo afrontar el hecho de que me machaquen a Pablo Echarri o cualquier otro galancete del momento. Te diría que hasta lo puedo aceptar… que se yo, puedo mirar y buscarle algún defecto, decir que es porque esta en la tele ¡Por lo menos se que existe! ¡Es posible cagarlo a trompadas! Pero no es suficiente. Ahora te meten el dibujito de este “Mr. Músculo”. Te sacuden el dibujito de un tipo todo musculoso, fachero ¡Hasta tiene capa!-
-El culo como una piedra- Me miró con el seño fruncido –¡Entra por la ventana o algo así! Se queda con nuestras mujeres mientras nosotros estamos trabajando-
Seguí: -¿Cómo competir con eso que ni siquiera es real? Un dibujito de un pancho musculoso que para colmo le encanta limpiar-
Medio se paró y asintió -¡Le encanta limpiar! ¡Desengrasa hasta los hornos más sucios! -
- Si, le encanta limpiar, solucionar los problemas de nuestras mujeres en la casa. Yo no se loco ¿Cómo podemos luchar contra eso? ¡Es imposible! Creo que el hombre perdió su lugar… en cualquier momento nos cambian por alguna maquina o algo, vas a ver. ¡Tenemos que ponernos los pantalones loco! Volver a reclamar lo nuestro… nuestra estima y todo eso-
Me miró –Tenés toda la razón che, ahora agarro y… pará ¡Ahí va Martita! Si la alcanzo y le pido perdón quizás que todavía…
Se levantó y ni me saludó, dejó la taza a medio tomar y la cuenta. Lo vi correr cruzando la calle. Me acordé, esa era Martita.
//malaprendidos//

miércoles, 15 de agosto de 2007

LA PUNTADA



Me levanté. No pude sacudirme el desgano, la tarde, la nieve, toda esa mierda. Lo noté por primera vez cuando caminaba hacia el cuarto. Como una puntada en la espalda, algo así. No sabría bien como referirme a aquella sensación, tampoco se si importa tanto… El tema es que lo noté, me di cuenta que no era la primera vez que pasaba y que eso era lo que más dolía. ¡Que pelotudo me sentí en ese momento! Me la imaginé, una, dos, mil veces haciendo “aquello” allá atrás donde no podía verla. Frené el paso y ya bien caliente me di la vuelta. Pocas cosas odio tanto. Digo, eso de sentirse pelotudo. Tener que ceder a la mirada “comprensiva” de los otros, tener que dirigirla al piso ¡Mirar el piso! Haber perdido toda altura ¡Lo tenía frente a mi! ¡Lo tuve tanto tiempo! Aquella vez en Mar del Plata o esa reunión en la casa de Joaquín. Sus ojos hinchados, las mejillas huesudas, el sudor de sus manos ¡Como no haberlo notado entonces! Es obvio que no quise hacerlo ¿Quién querría? Seamos sinceros… Me tocó un dolor por partida doble. Me dije -lo se, lo sabía- y me imaginé que sabían. Sobra, desperdicio, que estúpido sonaba hablar ahora de pingüinos en la cama. Un pingüino mutilado quizás o tan solo una ceniza ¿Cómo mirar a alguien a los ojos ahora?
Ya estábamos frente a frente y le grité: ¡Ya se que te reís cuando te doy la espalda! ¡Se que se ríen y allá ellos con su risa! ¡Ya se que no vas a volver!¡No necesito de tus fluidos! Puedo con mi vida y puedo con la noche.
Nunca le pegué a nadie, eso se los juro. Pero en ese momento no me pude manejar y le di un cachetazo. Luego todo se rompió y no me preocupe por levantar nada. Volví hacia la puerta y me di cuenta que la puntada seguía ahí en mi espalda.

domingo, 5 de agosto de 2007

ENTRE LOS GRITOS, LLANTOS Y FORCEJEOS

Sus ojos estaban grandes y me pinchaban esperando una respuesta. ¿Como explicarle? ¡Como no insultarlo!
¿¡Que carajo era eso!? Puse una sonrisa y se dio cuenta que era falsa porque sus facciones tomaron firmeza. Miré el piso, luego volví hacia él porque algo le tenía que decir. Me quede callado. Lo bajó y fue él quien continuó -No te gusta…- Su rostro volvió a comprimirse pero ya no era la misma sonrisa. Ahora era más bien una de perdón, la del niño que se manda una cagada. ¿Yo tenía derecho? Mis propias manos habían fracasado. No tenía, pero mi cara ya lo había dicho y la suya también. Nos sentamos y tomamos el café, hay silencios y silencios. Este era incomodo. ¿Como puede ser, tan difícil plasmar algo que veo tan claro en mi cabeza? Que estupido pensar que él correría mejor suerte ¡Veía la hoja, sus límites, sus tonos, los personajes, sus posiciones! Era el maizal aquel de cuando niño, se extendía hasta el horizonte. Cualquier imbecil podía imaginarlo. El sol era negro derramada su tinta. Desde ahí partían las hileras, desde el horizonte digo. Algunas terminaban a mitad de camino entre ese horizonte y yo, otras desaparecían de la hoja por los costados, eran las muertes dejando, cosechando en aquel maizal. Muertes simples, de hoz y ropa negra ¿Tan difícil el punto de fuga? Casi se podía escuchar los silbidos des sincronizados de aquella cosecha. -Todos en el tallo, siempre desde el tallo- Parecían susurrar.
Cada maíz tenía una forma, una cara pero ¡Eran tantos! Se perdían como se pierde el mismo maíz en el campo. Y tras el corte, esas caras, esas cuestiones amorfas subiendo, se veían algunas a lo lejos en las inmediaciones del granero, otras mucho más cerca. A un costado un barranco ni oscuro ni claro. Desde el un ángel blanco bien formado pero sobre todo muy blanco usando un arco. Siguiendo la soga que desde el partía veo como una flecha atraviesa una de las formas que intenta subir. Lo miro, es la cara de un hombre viejo, sus hombros están bien definidos en el dibujo pero el traje se pierde en la deformidad como en mis fantasmas de niño. La flecha atraviesa su pecho y no es la única. Veo ahora a otros tantos haciendo su trabajo, arrastrando esas criaturas hacia el abismo, jalando y forcejeando. Gritos, llantos y forcejeos…
Tras el corte de la hoz algunas formas alcanzan la oscuridad del cielo pero otras no, otras son tironeadas hacia los Ángeles, alejadas de la niña de senos enormes y minifalda que los llama. Tiene cuernos pero es muy bella, tan bella. Un ángel me apunta, esta muy lejos para darme alcance pero igual dejo de mirar su entrepierna. Solo por las dudas, se que es solo un dibujo.
El viento sopla; Ahora miro la primer fila de maíz y me asusto, una de las muertes esta tan cerca... Pero no me observa y esta en el dibujo… Elije entre tres personajes o maíces o formas o lo que sean... –Todos en el tallo, siempre en el tallo- Y desde el tallo y a medida que subo, veo como toman forma, un piquetero, una niña y un policía. Piquetero y policía tironean desde sus extremidades. Cada uno para su lado y me doy cuenta. La muerte no esta eligiendo, su cuchilla ya esta actuando pero no desde el tallo. La hoja abre su cabeza, la de la niña. Los otros dos personajes facilitan el trabajo. Ella se rasga como una tela. Es hermosa, quizás pertenezca a algún cuento de los Hermanos Grimm, esos de cuando era niño. ¡Que sensación cuando rompemos algo puro! ¡Que fácil que es hacerlo! Se rasga como una tela. Gritos, llantos, forcejeos y la tela rasgándose… El brillo de la hoja, la niña y sus partes, el policía, el piquetero. Volví la mirada hacia la muerte y hacia su cara, solo una mancha.
De arriba hacia abajo, no de costado. Parece correcto. Rasguen ese maíz hasta su tallo si eso lo que quieren.

pelado regalame ese dibujo... o el que quiera se lo agradeceré como pueda...