sábado, 16 de febrero de 2008

FOUCAULT LESSON 3 - CIENCIA, ADAN Y EVA


Lo mejor, digo lo peor fue que aquél era un encuentro esperado. La voz se había corrido; Verdad eso de pueblo chico… la expectativa, todos en la plaza esperando la llegada. Mujeres con sus hijos en brazos, hombres que habían escapado a sus actividades, la muchedumbre colmaba todos los espacios.
Sobre el cadalso, los tres esperaban cómodos y sentados. Sus caras eran plenas y de tranquilidad. Los murmullos se cortaron de un golpe mientras se habría un camino de tierra entre la multitud. Su paso era lento pero de pisada fuerte; El sastre se había esmerado y más de una boca se abrió a su paso. Miró las caras y encontró desconcierto, aprobación, desaprobación, ya nada le importaba, era inmune a todo, a todos era solo él y sus ideas.
La cara de los tres cambió cuando ciencia piso los primeros escalones, no había susto en ellas, si tuviera que definirlas la palabra que me surge es “inquisición”. No alcanzaron a cambiarlas y él ya estaba a su altura. Tenía mucho que decir pero no a ellos, no en ese momento –es en vano- pensó mientras se volvía hacia el pueblo. Los miró unos instantes, respiró hondo y volvió hacia los tres.
-¡No creo en ustedes! ¡No creo en sus creencias! ¡No creo en dios!- Las palabras no eran inesperadas pero igual lograron el alboroto. Los sacerdotes fingieron estar sorprendidos y después fingieron unas risas. Lo segundo fue menos creíble que lo primero. Pero siguieron riendo mientras recorrían la multitud con la mirada.
-Así que no crees en NOSOTROS-
-Así que no crees en nuestro credo, no crees en DIOS-
-Pues no ¡No creo!- y continuó ofuscado –
-Explíquenme los porqué y creeré en ustedes, el porqué de las sequías que terminaron con el fruto de todo mi trabajo, el porque del sol que sale y se pone cada día, el porqué de la peste que ha terminado con tantas vidas. ¡Mientras no me den eso no…-
-¡Son actos de dios! Actos que no entendemos ni entenderíamos porque somos simples mortales…- Lo cortó con un tono mucho más relajado. El del medio se tiró hacia atrás y apoyó los brazos sobre la prominente barriga y siguió -…misteriosos los caminos del señor, pero lo cierto es que esta y existe, que tiene todas las respuestas y que estas serán debeladas si es verdaderamente necesario. Cierto es que nos las haría llegar de alguna manera como cuando…- Los cortó embravecido –Empezamos con toda la perorata y ya lo he dicho ¡No creo en dios! ¡Voy a demostrarlo!- siguieron risas –
-Y ¿Cómo lo vas a hacer?-
-Preguntando, aprendiendo, creando, destruyendo… pero sobre todo ¡Preguntando!- Y antes de dejar que alguno arremetiera se dio la vuelta y se alejó por el mismo camino que había llegado mientras se escuchaba algo de Adán, Eva, de un repollo y un grito de
– ¡Dejame de joder! ¡Voy a volver y voy a demostrar que su dios no existe!-
Y fue así como Ciencia se adentró en el bosque, lejos de todo lo que conocía y ya no quería conocer. Lejos de sus enemigos, lejos de sus amigos, sus verdades y sus mentiras. Pasó los pastos bajos y llegó a lo más espeso para seguir. Se dio cuenta de aquello que los árboles de la vida y los de Ciencia no van por el mismo camino. Encontró a un tal Zaratustra que estaba escondiendo un fiambre por ahí, pero no le importó –Cada uno con sus cosas, sus caminos- Dijo mientras se acomodaba el sombrero como saludando. Se encontró con un tal Darwin y un tal Wallace que le contaron historias que le gustaron. Siguió por esos caminos, luego otros hasta perderse en lo más denso. Cuando se dio cuenta una ardilla le estaba hablando de átomos, muones y no se que otras cosas. Pensó que estaba perdiendo la cordura, pero siguió. Cometió errores catastróficos y luego errores peores tratando de arreglar los primeros, volvió por sus pasos, se enredó con Newton, Einstein, Pascal, Alonso, para tirar apellidos entre tantos otros que hacen a los fines y nosotros, simples mortales jamás conoceremos. Caminó por años y años, que fueron de frío, soledad y para que seguir contando, esto es un blog y usted ya estará cansado…
Ya eran otros tiempos, apenas salió del bosque se dio cuenta que no pertenecía a aquel lugar. Un niño había corrido la voz y fuera de su ropa desgastada, su cara tísica, sus pasos pesados y sus hombros caídos lo demás fue similar. Siguió por el camino de tierra entre la gente y los tres Clérigos que lo esperaban todavía sentados. Comían uvas tranquilos, sabían que habían ganado la apuesta. Lo sabían desde siempre pero querían escuchar las palabras del desdichado que ya subía al cadalso. Recibía golpes de verduras y desperdicios mientras murmuraba algo de –perdónalos, no saben lo que h…-
No hubo preludios, estaba demasiado cansado para todo eso –Tenían razón, he caminado los mil caminos, he aprendidos todos los porque, se todos los “como”, los cuando- miró el piso mientras reveía por última vez aquello de la evolución y el “neo-equilibrio puntual” buscando un error que obviamente no encontraría -… todo indica que dios existe, DIOS EXISTE- Entonces los murmullos pero luego un grito, uno que fue el primero de tantos. -¡¿Por qué dios se llevó a mi marido?! Lloraba y otro siguió -¡Mi cosecha! ¡¿Por qué lo de mi cosecha?! Yo siempre he sido bueno, nunca le he procurado el mal a nadie y ¡Mi cosecha!- ya todo era un griterío -¡Yo no me creo eso de Adán, Eva y una costilla!- Los Sacerdotes se levantaron intentando calmar a la población –Es que los designios de dios// ¡Ni que designios ni que mierda! ¡Mi cosecha! ¡Adán y Eva! ¡Mentiras!- Al ver a los clérigos desesperados Ciencia se dio vuelta y gritando explicó el porque de la muerte del marido de la señora y para cuando terminó ya todos estaban callados así que siguió con el porque de las sequías. Cuando empezaba a explicar lo de Adán y Eva quedó enmudecido como si alguien le hubiera golpeado la nuca. Su mirada estuvo perdida en el horizonte por un minuto que fue de completo silencio, después se volvió hacia los tres que lo miraban agradecidos. –DIOS EXISTE… yo soy su dios hasta que puedan demostrar lo contrario- Ciencia caminó entre la gente que solo miró callada como se alejaba y se perdía en el bosque. Todos quedaron esperando.

Foucault lección 3 > de los mecanismos de Saber-poder.
//malaprendidos//



5 comentarios:

mal aprendidos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
el pelao dijo...

por mucho, lo mejor de lo que hay por aca.
asi da gusto pasar a saludar.

mal aprendidos dijo...

gracias pelao, supongo que eso es bueno no? jaja. Da gusto tener comentarios cada tanto... y si son buenos mejor

besos

Unknown dijo...

Resumiendo... excelente. Le doy 10 estrellitas.
Besos

Anónimo dijo...

Un buen escritor se caracteriza por algo: logra que el lector lea y lea hasta querer saber como termina la historia.
Una vez mas: LO LOGRASTE NENE!!!!
Besosss...