jueves, 20 de noviembre de 2008

LA MATERIALIDAD DE LOS MEDIOS



Por ahora me gustaría intentar retomar una idea que me anda dando vueltas en la cabeza,. Aunque decir idea, suena a demasiado. Mucha pretensión para este cuaderno. Son un par de cosas, un par de autores que a partir de los cuales han tomado mas forma algunas conjeturas que no me gustaría olvidar. Pero no voy a nombrar autores, ya lo he hecho en varios de los puntos del cuaderno y los nombres son en más o menos los mismos.
Voy a tomar como punto de partida un dialogo de la naranja mecánica que escuche hace un rato, mientras recordaba la famosa escena de la rehabilitación de Alex. Me acabo de dar cuenta que he omitido de nombrar autores y he terminado recordando personajes ¿Qué significado tendrá esto? No tengo que alejarme de mi idea.
Y entonces vamos a aquel dialogo, o mejor dicho, trozo de dialogo que me hizo volver a todas estas cositas que andaban dando vueltas por ahí. Que como el titulo lo indica tienen mucho que ver con las cosas que me surgen a partir de los medios de comunicación, pero sobre todas las cosas sobre la materialidad de los mismos. Y por materialidad quiero remarcar en realidad un concepto simple. El de la influencia, la penetración de los medios masivos sobre los individuos. Y otro énfasis en esa palabra que se suma y por descuido o estética no ha pertenecido al titulo. Acabo de nombrar la palabra masivos y es sobre este tipo de medios, el que está orientado a esta creación particular de la historia de las sociedades. Pero no nos adelantemos que todavía no he hecho mención del dialogo y vamos sin más preludios: Me voy a centrar en ese momento en el que Alex está en ese cine, en pleno proceso de rehabilitación, con esa especie de tenazas sosteniéndole los parpados para que no pueda cerrar los ojos, frente a esa pantalla gigante, maniatado y observando sin más. Con el conjunto de científicos que aclaran el experimento entre ellos. En ese momento que el personaje disfruta el rojo de la sangre y nos aclara o reflexiona: “Es loco como los colores del mundo real solo se ven reales cuando se ven en la pantalla”.
La primera aclaración será la de tener en cuenta de que el dialogo no sale del libro, solo de una versión española de las que he encontrado en Internet. En primera instancia había pensado hacer una pequeña investigación para llegar a las verdaderas palabras. Pero inmediatamente después me di cuenta suma mucho más hacer el análisis partiendo de esas que he escuchado sin someterlas a ningún tipo de duda ¿Por qué suma? Ya veremos, pero puede tener que ver con el hecho de aceptar la masividad de Internet como medio y un poco de aquello de materialidad. Creo que suma desde esos dos puntos. Cuando termine volveré y me daré cuenta si tuve razón o no.
Tomemos estas palabras entonces, Alex nos dice: “es loco” Le parece extraño, acaba de surgirle eso en la cabeza, esa especie de certeza y sigue: “los colores del mundo real solo se ven reales cuando se ven en la pantalla”. Es como que le surgiera la idea de que lo real solo puede obtener esa realidad que le pertenece, tomar materialidad dentro de la vida solo después de haber pasado por ese filtro, ese certificador que es la pantalla. Y aquí ya entramos en el tema, pequeño ápice que me llamó la atención dentro de esta cuestión tan trabajada por diversos pensadores ¿Desde que punto? ¿Debido a que situaciones el espectador acepta esta relación de realidad entre la pantalla y su vida? ¿Bajo que cuestiones se articula? ¿Qué le debe el espectador a esa novia infiel para permitirle estas concesiones? Para olvidar que no hace tanto, le ha prometido un “vamos ganando” para olvidar todo y aceptar sin ningún tipo de prejuicios esta materialidad que se genera a partir de ella. Surgen estas y muchas más preguntas que no tendrán respuesta aquí, porque merecen verdaderos trabajos de investigación que no estoy dispuesto a hacer, por lo menos no en este cuaderno. Por lo menos a manera de ver, hay que tener en cuenta las cualidades hipnóticas del experimento que se esta realizando en la película. No voy a hacer una psicología de las masas, pero si a recordar que existen puntos comunes que me volvieron a la mente cuando repasaba la escena. Creo que una de las primeras cosas que tenemos que admitir es esa incondicionalidad entre el espectador y ese objeto de comunicación masivo y aquí por razones propias me voy quiero centrar la atención en el medio masivo por excelencia, el que ha revolucionado, la televisión ¿Tendrá algo que ver con esta dialéctica del amo y el esclavo? Esta pregunta inmediatamente no lleva a la otra ¿El hombre se ha vuelto esclavo del objeto? Alejémonos de Hegel que suele asustarme y en él no estaba pensando al empezar a escribir estas líneas. Solo un punto, un único punto que me surge que tiene que ver con él. La idea de la relación que se propone entre ambas partes y la creación de las mismas a partir de esta relación. El ser, a partir de lo que no soy… Me estoy yendo de lo que quería marcar pero estoy seguro que volveré sobre estas líneas, que son creadoras de algo más, hoy no será, pero en algún momento. Estoy seguro que este es uno de los puntos a partir de donde surge cierta materialidad que tiene que ver con el discurso, el discurso de verdad creador de realidad dentro del individuo. Y aquí la palabra discurso y el que haya leído ciertos autores entenderá que digo mucho más que una palabra con esto. De que estoy hablando del discurso creador, disciplinario si así se quiere, ese que tiene que ver con el conocimiento que no es una esencia, el conocimiento que fue “inventado”.
Y entonces pasemos un poco en limpio todo este vomito de palabras sueltas. Tenemos una relación, una cierta hipnosis que ya viene dada para el sujeto espectador, porque no pensarlo, una relación dialéctica entre objeto y sujeto, donde ambos quedan constituidos y en el sentido marxista uno objetiva mientras que el otro subjetiva o mejor dicho crea subjetividades, juego de subjetividades dentro de los cuales se articula el conocimiento, ese que no es esencia. Y para quien todo esto, para el espectador ya se a dicho. Pero un poco más. Para ese espectador particular, que ya viene dado, creado por una relación ya existente. El “espectador masa” que encuentra su realización, o para encontrarle más sentido en este texto, la realización de su realidad, palpable y vivibles dentro de la pantalla y a partir de ella. Ese que vive respecto de esos conocimientos que tienen tanto que ver con el discurso televisivo, un discurso que deberá admitirse sin tantas precauciones no es un discurso ingenuo, como no fueron ingenuos los textos de la época dorada del libro. Tenemos entonces ese coliseo romano que tiene la posibilidad de penetrar en las casas, en las familias, que me animo a decir penetra en los cuerpos, los forma, desforma en una relación cuasi hipnótica. Aunque no siempre unidireccional. Tenemos claros ejemplos de esto, podría tomar el modo en que cambian las relaciones sexuales entre los individuos, o mismo, nadie podrá evitar encontrar ciertas similitudes entre ciertas situaciones de las parejas y las sugeridas en la pantalla. Y es que pareciera que sufrir por un abandono, una traición, toma ciertos patrones “estéticos” que deben ser respetados para que el discurso sea correcto o verdadero. Para que los demás entiendan sobre que es lo que estamos sintiendo existe un “como” lo hacemos. Desde este punto la televisión, actúa como agente normalizador, y aquí estamos rozando ciertas cosas de funcionalismo que solo conviene rozar. Podria seguir, solo quiero cerrar esto con la imagen de alguno de los patrones de histeria permitidos por Hollywood, tal vez una novia en una parada de colectivos, esperando en el fondo que el otro aparezca para frenarla. O algún hombre llorando en la bañera, sentado con la lluvia en la espalda, con la impresión de ser el actor de algo, de estar sufriendo bien o “mejor” al hacerlo de esta manera. Meras imágenes que se me vinieron a la cabeza mientras cerraba el texto.

//malaprendidos//

2 comentarios:

Comúnica dijo...

No sé qué tanta responsabilidad se le deben adjudicar a los medios.

Me pregunto también por el nivel crítico de la persona, por su autonomía en las decisiones que conciernen a sí mismo, a su vida.

Es cierto que hay prácticas influenciadoras, pero ¿será que a tal extremo que indiquen el modo de vivir, actuar?

mal aprendidos dijo...

Gracias por escribir, yo creo que tenes razón con lo que estas diciendo, no es mi intención cargar las culpas sobre los medios de comunicación únicamente, quizás este texto en particular cargue un poco mas las tintas sobre ese punto. A lo que intento referirme es a la relación establecida entre los medios de comunicación y el hombre actual, el análisis de esta relación implica necesariamente a las partes, ambas analizables y desarrollables dentro de un contexto que articula, fomenta o desprecia distintos intereses. Admitir que los medios tienen materialidad sobre los que viven, no es tomarlos como un ente coercitivo, que marca los rumbos. Sino que por el contrario, es la apertura hacia un camino que implica el planteo desde ambos puntos, medio e individuo. Es ir hacia los eslabones que hacen a la relación misma que existe entre ellos. Es pensar en porque el medio toma materialidad en el hombre tanto como porque el hombre necesita que los medios materialicen en él. Muchas gracias por escribir.

Pd: tambien es interesante pensar en cuan autonomo es el hombre actual respecto de las cuestiones que conciernen a si mismo. Todos temas muy interesantes para desarrollar.
ricardo