viernes, 16 de mayo de 2008

CUANDO UNO ESTA AL PEDO...





La falta de destreza no siempre hace al Aficionado. Lo que lo forma, lo que le da consistencia como tal, es esa astucia para caer en lugares comunes. Y digo astucia sin confundir mis palabras. Porque el entendido, el profesional, el docto en cualquiera de las artes, si llega a ser bueno en su ejercicio solo lo hará tras años de practica. En la creación, ese complicado acto que demanda la atención y el intento de no caer en los lugares comunes, ya será un acto intuitivo del que la mente se ocupará inconcientemente, para dejar que el artista se dedique solo a su arte.
Por ejemplo si un aficionado pretendiera pintar sobre modernidad, post-modernidad y el individuo. No podría apartarse del hombre y seguramente tampoco de su desesperación. Querrá hablar de subjetividad y entonces marcará una diferencia entre el adentro y afuera, llámelo cráneo o cabeza. Trazos fuertes, eso si. Por último acudirá a los símbolos que se le presentaron cuando pensó en el tema. Símbolos que serán comunes a cualquier persona que los hubiera dedicado unos segundos a dicho tema. Podría tomar un televisor, también repetirlo hacia el infinito intentando capturar ese rasgo post-modernista de lo efímero. Seguro recordaría los culos que vio en esa televisión, las tetas, las pasarelas, las propagandas, los flashes, los celulares. Escondería un libro tras el televisor, dialéctica muy de moda por cierto.
Como vemos crearía una obra que no logra salir de los lugares comunes en ninguno de los aspectos. Excepto por una razón. El lugar poco único y particular que tiene como aficionado. Ese momento. El de no buscar salir de los lugares comunes, de saber que se esta en la simpleza, simpleza de la que solo entonces se puede ser conciente. Mediocridad de la cual el individuo solo podrá salir creando, concibiendo, practicando. Momento de dedición necesario en el que la vulgaridad muestra dos caminos.
//mal aprendidos// ricardo alonso

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